El 2015 arrancó con una oportunidad histórica para América de Cali. La Dimayor organizó unos cuadrangulares relámpago en Bogotá con el fin de ascender a dos equipos y completar los 20 clubes en la Primera A.
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Muchos aseguraban que ese torneo estaba hecho a la medida de los escarlatas. Sin embargo, lo que terminó ocurriendo fue otro capítulo doloroso en la estadía del equipo en la B.
El debut se dio el 15 de enero frente a Cortuluá en El Campín. América empezó con dudas, rescatando apenas un empate 1-1 que no convenció a su hinchada. Ese mismo día Pereira y Unión habían igualado sin goles, por lo que los rojos tenían la mesa servida para tomar ventaja, pero no aprovecharon.
Tres días después, el 18 de enero, llegó el golpe más duro. América enfrentó a Unión Magdalena y cayó 1-0 en un duelo donde mostró poca claridad ofensiva y un nerviosismo evidente. Esa derrota lo dejó contra las cuerdas en un torneo corto que no perdonaba errores.
El último partido fue el 21 de enero frente al Deportivo Pereira. Los dirigidos por Luis ‘Chiqui’ García empataron 1-1 y cerraron su participación con una campaña muy pobre: dos empates, una derrota, apenas dos puntos de nueve posibles, dos goles anotados y tres recibidos.
Mientras Cortuluá celebraba el ascenso como líder del Grupo B, América quedó hundido en la decepción.
En paralelo, Cúcuta Deportivo se impuso en el Grupo A y también aseguró su boleto a la máxima categoría.
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Aquel fracaso reafirmó que el peso de la camiseta no alcanzaba sin resultados en la cancha. América, atrapado en su propia presión, convirtió un torneo a su medida en una nueva pesadilla deportiva.
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