Árbitro fue agredido por futbolistas en formación del América de Cali

La gran pregunta es hasta cuándo seguirán este tipo de situaciones.

FOTO: @AmericadeCali

(Opinión) – El reciente hecho en el Torneo de las Américas, donde jugadores y cuerpo técnico del América Sub-17 agredieron al árbitro, dejó al descubierto una herida profunda del fútbol colombiano: la violencia en las categorías formativas.

Esto no se trata solo de un incidente aislado, sino del reflejo de un problema cultural que se gesta desde las bases del deporte.

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En el video divulgado se observa cómo, tras la anulación de un gol, la reacción desbordada de algunos integrantes del equipo terminó en golpes contra el juez. Un acto que empaña la esencia del fútbol juvenil, que debería centrarse en el aprendizaje, la disciplina y el respeto.

El árbitro, hospitalizado y bajo observación médica, se convirtió en víctima de una intolerancia que crece dentro y fuera de las canchas. No hay justificación posible para quienes olvidan que el juego también enseña valores.

América pidió disculpas y anunció medidas internas. Sin embargo, la responsabilidad no puede quedar solo en un comunicado. Las ligas, entrenadores y padres deben entender que la formación deportiva empieza con el ejemplo.

Si el fútbol formativo no enseña respeto, terminará graduando agresores en lugar de deportistas. Es hora de que el balón vuelva a ser símbolo de convivencia, no de violencia.

eldeportivo.com.co

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