Carolina Cruz, reconocida presentadora y modelo vallecaucana, vivió una etapa curiosa en su juventud que pocos olvidan. Cuando tenía apenas 13 años y estudiaba en el Colegio del Sagrado Corazón en Cali, eligió la electiva de porras.
El director del grupo escolar también coordinaba las porristas del América de Cali, por lo que terminó vinculada al equipo escarlata en los años noventa.
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Su estatura la convirtió en base de las pirámides, casi siempre ubicada en la última fila. Para ella fue un aprendizaje temprano que describió como su “primer trabajo”. Esa experiencia también alegró a su familia, especialmente a su padre y su hermano, fanáticos del América, ya que podían entrar gratis al estadio gracias a su rol como animadora.
Con el tiempo, las imágenes de Carolina en uniforme rojo circularon en medios y redes, y muchos la asociaron directamente con el club escarlata. Esa etapa reforzó su popularidad años después, cuando inició su carrera en el modelaje y la televisión.
Sin embargo, la presentadora aclaró en varias entrevistas que no era hincha del América. Explicó que se vinculó por casualidad, pues las porristas del colegio eran las mismas del equipo caleño. Incluso confesó que, con el paso de los años, se sintió más identificada con Atlético Nacional.
Hoy, Cruz recuerda con cariño esa etapa juvenil. Aunque su nombre suele relacionarse con el América, equipo que lleva en el corazón, su vínculo futbolero, según ha admitido, se inclina hacia el verde paisa, cerrando así un capítulo singular de su historia personal.
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