En tiempos donde muchos jugadores exigen más, Guzmán Corujo decidió ir en contravía. El defensor uruguayo, que llegó al Deportivo Cali como refuerzo de jerarquía, acaba de dar una muestra clara de compromiso con el club: se bajó el salario para seguir vistiendo la camiseta azucarera.
La decisión no fue impuesta ni negociada a regañadientes. Corujo, convencido del proyecto y agradecido con la institución, tomó la iniciativa y ajustó sus condiciones económicas para facilitar su continuidad. Un gesto que no es común en el fútbol profesional, y mucho menos en plena crisis deportiva como la que vive el Cali.
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El defensor, que llegó con pasado en Nacional de Montevideo y Charlotte FC de la MLS, se ha ganado el respeto del plantel y el cuerpo técnico, no solo por su liderazgo dentro de la cancha, sino por su actitud fuera de ella.
Alberto Gamero —quien asumirá la dirección técnica del club— ya lo tiene en cuenta como una de las piezas claves para consolidar la línea defensiva. En medio de tantas salidas, Corujo representa estabilidad y carácter, justo lo que necesita el Cali para empezar a levantar cabeza.
Este tipo de futbolistas marcan diferencia. No por los lujos, sino por la entrega. Y Corujo ya se ganó ese lugar en el corazón de la hinchada.
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