En una charla llena de anécdotas y autocrítica, un exjugador del Junior de Barranquilla confesó que estuvo a punto de llegar a los golpes con Julio Avelino Comesaña, técnico con el que tuvo una relación cercana, pero también marcada por roces y momentos tensos.
El futbolista recordó que Comesaña lo veía “como a un hijo” y le brindó apoyo, incluso poniéndole un psicólogo para ayudarlo a mejorar en lo personal y profesional. Sin embargo, reconoció que su inmadurez le impidió valorar esos gestos en el momento.
La pelea más recordada ocurrió cuando Michael Ortega se escapó durante un periodo de descanso. Comesaña se enteró, le mostró fotos como prueba y, tras un cruce de palabras, ambos estuvieron a punto de intercambiar golpes.
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“Si me tocaba la cara o me pegaba, yo me iba encima. No me gusta que me cacheteen”, dijo el exfutbolista, comparando la situación con otros altercados famosos en el fútbol.
Pese a la tensión, la situación no terminó en sanciones graves. El técnico dejó el club poco después y, aunque nunca volvieron a hablar directamente, el jugador asegura que hoy le daría un abrazo y le pediría perdón: “Sé que todo lo que hizo fue por mi bien”.
El episodio es un reflejo de la intensidad del vestuario en el Junior de aquellos años, donde las discusiones podían escalar rápidamente, pero también dejar enseñanzas que solo se aprecian con la madurez.
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