Aunque solo van cuatro fechas del fútbol colombiano, varios técnicos son objeto de críticas por parte de los hinchas, tras los irregulares resultados.
Y es que a diferencia de otros años, las ostentosas nóminas de los equipos hacen que haya más presión para los entrenadores.
En otras palabras, la falta de jugadores no es una excusa para la mayoría, de ahí que si un club no obtiene los puntos necesarios, todos miren al banquillo.
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El primer ‘descabezado’ fue Diego Corredor, del Once Caldas, quien tenía a disposición, entre otros, a Dayro Moreno, Jhon Pajoy y Sherman Cárdenas.
A pesar de eso, el ‘Blanco blanco’ apenas lleva 2 puntos de 12 posibles y la paciencia de los directivos y aficionados se agotó.
Caso similar sucede con Independiente Medellín, que vive una situación idéntica en la tabla de posiciones del campeonato.
Es por eso que David Gonzáles está en el ojo del huracán y eso que viene de ser finalista en la pasada Liga BetPlay que ganó el Pereira.
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Andrés Ricaurte, Andrés Ibargüen, Luciano Pons, Daniel Torres y Andrés Mosquera, entre otros, completan la plantilla del equipo.
Es por esto que sus seguidores piden mucho más, ya que los refuerzos que llegaron están incluso por encima de las expectativas.
Y ni se diga en el caso del Junior de Arturo Reyes, que tiene a Juan Fernando Quintero, Carlos Bacca, Vladimir Hernández y una ‘constelación de estrellas’.
Pero el juego no llena a los barranquilleros y apenas tienen 3 puntos después de 4 juegos; no han podido ganar ni una sola vez.
En la lista también hay que incluir a Harold Rivera de Santa Fe, que sorprendió trayendo a Hugo Rodallega, Marlon Torres y Fabián Sambueza.
Contrario a lo que esperaba, por ahora no se ha visto mayor cosa y evidentemente los aficionados castigan al DT por sus presentaciones.
Coincidencialmente o no, ni Corredor ni Reyes ni González ni Rivera son técnicos de alto nivel en el fútbol colombiano ni mucho menos en el extranjero.
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Todos ellos se manejan en una línea intermedia, sin mayores reconocimientos (de hecho algunos de ellos no han ganado nada como entrenadores en su carrera) y muy por debajo de lo que se requiere para gestionar nóminas tan robustas.
Los clubes han procurado sumar jugadores de alto nivel, pero si no son dirigidos por técnicos de igual envergadura, difícilmente el proceso va a llegar a buen puerto.
Aquí no nos podemos poner con cuentos y los que estamos en el fútbol sabemos cómo son los futbolistas; si un DT no genera respeto y credibilidad, las cosas no van a funcionar.
No podemos comparar, por ejemplo, las nóminas que tienen a cargo Lucas González y Mario García, en Águilas Doradas y Chicó, respectivamente, con las de los equipos grandes del FPC.
Y no les estamos quitando mérito a su labor como entrenadores, porque lo tienen. Sin embargo, su gestión de grupo es diferente.
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Las figuras son figuras y se manejan distinto a los muchachos que están despegando en el profesionalismo o los experimentados que nunca terminaron de dar el salto de calidad.
Para los hombres elite se requieren técnicos elite, que pongan las cosas claras, que sepan manejar el camerino y sus jugadores no los miren por encima del hombro.
Muy bueno que el fútbol colombiano se llene de grandes futbolistas, pero también hay que tener buenos técnicos para que no se desperdicien esas nóminas.
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