El fútbol colombiano quedó de duelo este domingo 7 de septiembre con el fallecimiento del brasileño Eduardo Guillio, una figura trascendental para Millonarios, Atlético Bucaramanga y Santa Fe.
Guillio llegó a Colombia siendo un joven talento proveniente de Sao Paulo y se consolidó como un arma letal por la banda izquierda.
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Su carrera despegó en Millonarios, donde tuvo dos etapas (1968 y 1973–74). Con el club embajador alcanzó dos semifinales consecutivas de la Copa Libertadores y se ganó el cariño de la hinchada por su velocidad y precisión.
Sin embargo, su paso más prolífico ocurrió en Bucaramanga, entre 1975 y 1978. Allí se transformó en ídolo con la camiseta auriverde, anotando 57 goles en menos de 200 partidos. Los hinchas lo recuerdan como uno de los extranjeros más influyentes que pasó por el equipo.
En Santa Fe también dejó huella: integró el plantel subcampeón de 1972, que logró la clasificación a la Copa Libertadores.
Después de retirarse, Guillio continuó ligado al fútbol colombiano como formador. Trabajó en las divisiones menores de Millonarios y ayudó a moldear varias generaciones de futbolistas, transmitiendo su disciplina, talento y amor por el deporte.
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Su legado no se limitó a los goles, sino también a la construcción de futuro para jóvenes promesas.
Hoy, Millonarios, Bucaramanga y Santa Fe se suman al dolor de su partida. Eduardo Guillio deja tras de sí una historia marcada por gambetas, goles y enseñanzas.
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