(Opinión) – Después de ganar un clásico por goleada es normal que se pasen facturas. En el fútbol, los triunfos grandes destapan verdades que estaban guardadas, y eso fue lo que ocurrió con Atlético Nacional tras el 5-2 sobre Independiente Medellín.
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Desde la salida de Javier Gandolfi, el equipo cambió el semblante. Con Diego Arias, el equipo antioqueño juega más suelto, más libre, y los resultados lo confirman: el técnico interino que se ganó la continuidad sigue invicto.
Esa estabilidad emocional y futbolística se nota en cada línea, pero sobre todo en el estado de ánimo del grupo.
Andrés Sarmiento, figura ante el DIM, lo resumió sin rodeos en rueda de prensa: “agradecerle al profe porque me ha dado la confianza, creo que con el entrenador anterior no tenía tantos minutos y el me ha dado la confianza, los minutos que he tenido me ha ayudado para acoger ese nivel”.
Sus palabras dejaron claro que la diferencia entre ambos ciclos no está en la táctica, sino en la conexión humana. A veces, la confianza vale más que cualquier esquema.
Y no es el único. Marino Hinestroza, Morelos y Edwin Cardona también muestran una versión más comprometida. Todos parecen sentirse escuchados y valorados.
El ‘verdolaga’ no solo ganó un clásico; recuperó su esencia. Diego Arias encontró la fórmula. sse cambio mental es el verdadero triunfo del proceso.