Atlético Nacional supo levantarse en el clásico paisa. El Verdolaga aguantó dos veces el marcador en contra para salvar un empate 3-3 que mantuvo la ilusión en la Liga BetPlay. A simple vista, el juego emocionó, pero para Javier Gandolfi dejó más preguntas que respuestas.
El técnico argentino no evitó mostrar su frustración: “Con muy poquito sufrimos los goles, eso me deja ese sabor amargo de este partido, porque fue como muy poco”.
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Gandolfi cuestionó la frecuencia con la que el equipo cede espacios mínimos y paga cara esa fragilidad defensiva.
Ese empate emocionante ocultó una preocupación profunda. Gandolfi admitió que lo ocupa lo sencillo que se tornaron las jugadas rivales dentro del área. “Comenzaremos a trabajar en los detalles”, aseguró, dejando claro que atacar no basta si no se refuerza el fondo.
La intensidad del clásico fue innegable. El poder ofensivo encendió el Atanasio, especialmente gracias a la presión de los delanteros.
El entrenador valoró el carácter del grupo: “El equipo demuestra el carácter al que está acostumbrado… estoy contento porque los delanteros convirtieron”, afirmó. Para el estratega, esa respuesta anímica es un punto de apoyo en medio de las críticas que lo rodean.
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También resaltó la belleza del clásico: “Disfruto las camisetas intercambiadas en el estadio… se respira ese respeto que debe existir entre hinchas”, comentó con entusiasmo.
Con el empate todavía fresco, Gandolfi ya mueve piezas: afinar la defensa, mantener la intensidad arriba y transformar esa pasión en resultados. El clásico fue espectáculo puro, pero lo que se oculta en los detalles puede marcar la diferencia en el camino de Nacional.
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