(Opinión) – En el fútbol, la crítica cumple un papel fundamental. Permite el debate, impulsa la mejora y fortalece las instituciones. Sin embargo, cuando la opinión se convierte en ataque, se pierde el sentido de la objetividad.
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Independiente Santa Fe lo ha expresado con claridad: las observaciones son bienvenidas, siempre que se hagan desde la imparcialidad y el respeto.
El club capitalino recordó que detrás de cada resultado hay personas que trabajan con compromiso. Jugadores, cuerpo técnico y directivos viven bajo la lupa pública, pero eso no autoriza a nadie a traspasar los límites del respeto. Las diferencias no justifican el maltrato ni la descalificación personal.
El ‘cardenal‘ no rechaza la crítica. Al contrario, la acepta como una herramienta válida de análisis. Lo que cuestiona es la falta de equilibrio en algunos medios y voces que, bajo el disfraz de la opinión, han cruzado la línea de la ética periodística. No se trata de censura, sino de responsabilidad.
El respeto entre periodistas y clubes debe sostener el diálogo futbolero. Solo así el debate podrá elevar el nivel del deporte y fortalecer la relación con la hinchada. La pasión no debe ser excusa para la ofensa. Santa Fe pide respeto, y tiene razón al hacerlo.
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