El fútbol femenino español fue el protagonista en 2023, tras conquistar la Roja su primer campeonato y convertirse en símbolo de la lucha por la igualdad de género. Con su revuelta después del beso forzado del expresidente de la Federación (RFEF), Luis Rubiales, a la delantera Jenni Hermoso. Misma que generó la polémica del año.
El pasado 20 de agosto, España se impuso a Inglaterra en la final de la Copa del Mundo, en su tercer Mundial tras estrenarse en 2015 en Canadá donde no pasó de la fase de grupos. Luego cayó en octavos en Francia-2019 frente a Estados Unidos.
El mundial que se vivió en Australia cerró el círculo de títulos mundiales, después de que España ya se hubiese proclamado campeona del Mundo Sub-20 y Sub-17, mientras espera conquistar en 2024 una plaza para sus primeros Juegos Olímpicos en París.
La polémica del año se dio en este torneo
Todos los focos mediáticos en un momento, después del título, se decantaban hacia Aitana Bonmatí, nueva ganadora del Balón de Oro, por su gran participación. Misma que se vio permeada por una situación bastante delicada protagonizada por Luis Rubiales.
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En esta también se vio involucrada la delantera del Pachuca, Jenni Hermoso, quien se convirtió poco después en una inesperada protagonista. Cuando Rubiales le dio un beso en la boca en la entrega de medallas posterior, desatando una indignación internacional y una polémica que revolucionó el fútbol.
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Después del hecho llegaron excusas tardías y poco sinceras. El presidente de la RFEF, Rubiales, se negó a renunciar, lo que llevó a una rebelión de las campeonas. Ellas se convirtieron en símbolo de la lucha por la igualdad de género.
La jugadora afirmó, en un comunicado, que se sintió “vulnerable y víctima de una agresión” cuando recibió el beso, que a su juicio se trató de “un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte”.
Además, 80 jugadoras y exjugadoras, entre ellas, las flamantes campeonas renunciaron en un comunicado a acudir con la selección mientras no hubiera cambios en el estamento federativo y en el propio encuadramiento de la Selección.
Las jugadoras firmantes pidieron “cambios estructurales reales, que ayuden a la selección absoluta a seguir creciendo”, además de asegurar que no volvería a una convocatoria “de la selección si continúan los actuales dirigentes”.
¿La solución para la polémica del año?
En septiembre, Rubiales renunció bajo presión y el seleccionador Jorge Vilda fue destituido, lo cual no satisfizo a las jugadoras. La nueva seleccionadora, Montse Tomé, generó controversia al convocar a jugadoras que se habían declarado no seleccionables, excluyendo a Hermoso.
Las jugadoras acudieron por temor a sanciones, lo que llevó al gobierno a intervenir, asegurando que ninguna jugaría contra su voluntad. Tras intensas negociaciones, se alcanzó un acuerdo el 20 de septiembre, con la mayoría aceptando quedarse tras promesas de cambios en la Federación.
La crisis concluyó un mes después con el regreso de Jenni Hermoso. En diciembre, España se clasificó para la final a cuatro de la Liga de Naciones, buscando la histórica clasificación olímpica. De esta manera trató de frenar esta polémica del año.
eldeportivo.com.co/AFP