Tadej Pogacar conquistó su tercer Tour de Francia, cerrando un paréntesis de dos años en los que el maillot amarillo se había asentado sobre los hombros de Jonas Vingegaard, este domingo al término de un final inédito en Niza con una contrarreloj ganada por el propio corredor del UAE.
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Con esta tercera victoria en la general, Pogacar supera en el palmarés de la ‘Grande Boucle’ a su principal rival y ganador de los dos últimos Tours, un Vingegaard que concluyó en un meritorio segundo puesto en la general después de haber sufrido una grave caída en la Vuelta al País Vasco en abril.
‘Pogi’ dio alcance a Louison Bobet, Philippe Thys y a Greg LeMond en número de Tours, y se queda a sólo dos de las leyendas Eddy Merckx, Miguel Induráin, Jaques Anquetil y Bernard Hinault, todos ellos con cinco Tours.
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Dos ediciones, las que mediaron desde su última victoria en el Tour, en 2022, hasta este domingo, supone demasiado tiempo sin ganar la carrera por etapas más prestigiosa del mundo para un corredor del talento y la ambición de Pogacar, cuyo límite está lejos de atisbarse.
Doblete Giro-Tour
El prodigio de Komenda colecciona victorias y récords. El último de ellos sellado este domingo al convertirse en el primer corredor en ganar Giro y Tour, las dos primeras grandes vueltas por etapas de la temporada, algo que no lograba nadie desde el italiano Marco Pantani en 1998.
Con la victoria este domingo en la segunda contrarreloj en el Tour, el esloveno ha logrado seis triunfos parciales en la presente edición, que le sitúan cerca del dominio ejercido en 1970 por Merckx (8 etapas) o de las siete de Hinault en 1979, y que se suman a las seis que se apuntó en el Giro.
Pogacar selló la victoria en la crono final en la ciudad mediterránea -cercanía de los Juegos Olímpicos de París obliga- con 1 minuto y 11 segundos menos que Vingegaard y 1 minuto 14 segundos menos que el maillot blanco Remco Evenepoel, tercero en la general, a los que aventajó respectivamente en la general por más de seis y nueve minutos.
Dueño de la carrera de principio a fin, Pogacar se vistió el maillot amarillo al término de la segunda etapa, lo cedió en la tercera a Richard Carapaz, y volvió enfundárselo en la cuarta para no volver a soltarlo.
Sus exhibiciones en la bajada del Galibier, o en los pirenaicos Pla d’Adet y Plateau de Beille, o de nuevo en los Alpes en Isola 2000, han mermado en cierta forma el suspense por la victoria final, y la duda en cada etapa no era tanto si Pogacar atacaría, sino en qué kilómetro lo haría, dejando sin respuesta al resto de los ‘gallos’ del pelotón, que sólo podían ver resignados la figura del esloveno abrir hueco a un ritmo infernal.
Carapaz es protagonista –
El maillot blanco al mejor joven también encontró pronto a un previsible ganador, el belga Remco Evenepoel, tercero en el podio final de la general, mientras que el verde de la regularidad fue para el eritreo Biniam Girmay.
Junto a Pogacar, uno de los rostros de este Tour fue el de Richard Carapaz, protagonista en varias etapas, bien por vestirse de amarillo (3ª), por la victoria (17ª), por erigirse en rey de la montaña, o por ser el combativo del día en dos etapas.
Pero los aficionados al ciclismo salivan ya con la perspectiva de que en la edición de 2025 se repita el duelo entre el esloveno y el danés, que a comienzos de abril se fue al suelo junto a otros corredores en un descenso durante la Vuelta al País Vasco, que le provocó fracturas de la clavícula y de varias costillas, un neumotórax, una contusión pulmonar, además de 12 días de hospitalización.
¿Con un Vingegaard en plena forma el resultado del Tour hubiera sido diferente, o la forma supersónica mostrada por Pogacar lo hace inalcanzable por cualquier ‘mortal’? Las respuestas a esa y otras preguntas deberán esperar doce meses para encontrar respuesta.
eldeportivo.com.co / AFP